Wednesday, November 29, 2006

El Papa Juan XXIII habla a los pueblos del mundo

Mensaje espiritual del Papa Juan XXIII recibido por una médium en Nueva Zelanda dos semanas después de su muerte (3.VI.1963). Extractos de: HERALDS OF THE NEW AGE (Study Center: Carpeta Nº 25, 3 Glanville Terrace, Parnell, Auckland, C.4, N.Z.)

El Papa Juan XXIII habla a los pueblos del mundo

Queridísimos hermanos de los que tan recientemente me separé, es mi privilegio y obligación hablarles desde una esfera superior de existencia. Lo que yo afirmo es la verdad y no importa cual sea la reacción, debe ser dicha. Está dada con un amor que no conoce ataduras, el amor de Dios y el hombre.

Yo, el Papa Juan, he muerto. Es decir, me retiré del escenario terrenal. Mi espíritu dejó el cuerpo. PERO YO SIGO VIVIENDO, en un mundo a la vez hermoso y pacífico, gobernado por el amor; sin embargo, es, paradójicamente un mundo que hierve con actividad.

Santidad.- Permítanme decirles a los que padecen: cuando la angustia nos invade oscurece la gloria de la ascensión. Ustedes lloraron, pueblo mío, porque para ustedes yo representaba la SANTIDAD.

Sepan esto, la santidad en mi fue la santidad que está presente dentro de todos los hijos de Dios. Quizá yo fui privilegiado para trabajar en ella un poco más de tiempo y un poco más diligentemente que algunos, PERO ESO FUE TODO… la elección no me otorgó más santidad, porque la santidad, que es el verdadero templo, puede venir sólo de adentro. Cualquier signo externo que no se corresponde con el corazón del hombre es una burla a Dios. Recuerden siempre que el resplandor de la santidad que irradia lo divino en los elegidos, no necesita palabras para proclamar su presencia.

A veces una muerte puede ser el ímpetu para el nacimiento a una nueva y mejor forma de vida. Yo ruego que los cardenales que ahora se reúnen estén espiritualmente impulsados a elegir a un hombre más joven en años de manera que los vientos de cambio que yo traje al Vaticano se conviertan en un huracán de actividad para el mejoramiento de los pueblos.

Todas las iglesias edificadas sobre el amor tienen iguales derechos en el Cielo. Veo desde este nivel que ninguna religión terrenal tiene jurisdicción aquí, salvo que esa religión esté conformada por hombres cuyos propios fundamentos estén firmemente basados sobre la Roca del Amor. La Iglesia de Roma grandiosa en muchas cosas, no tiene el monopolio a los ojos de Dios. Todas las iglesias que actúen con un amor genuino por la verdad y con amor para Dios y la humanidad, tienen iguales derechos en el Cielo. La pompa y las circunstancias no son más que pobres imitaciones a menos que quienes participen en los ritos lo hagan con un Corazón de Oro.

En el próximo cuarto de siglo, la Iglesia de Roma y sus iglesias hermanas sufrirán muchos cambios radicales. Tales cambios serán para el mejoramiento de la humanidad. Los Hijos de Dios no serán forzados a seguir ciegamente, sino educados para comprender porque deben seguir un camino de rectitud. LA RAZÓN ANTES QUE EL RITUAL debe ser la orden del día.

La ciencia está en el umbral de probar que el Espíritu es un hecho. De modo que si alguna iglesia está destinada a compartir la Luz de Verdad que está comenzando ahora a vislumbrarse, debe prepararse para abrir de par en par sus puertas para que esa Luz Cósmica pueda entrar. Las iglesias sobre la Tierra deberán ser una fraternidad, pero no una fraternidad cerrada. La Iglesia es sólo tan fuerte en espíritu como lo son sus seguidores.

Los privilegios santos requieren responsabilidades santas. Cuanto más trabaje un hombre para el bien de la humanidad, mayores serán las responsabilidades sobre sus hombros. Sin embargo, con esta carga amorosa viene un gran poder espiritual otorgado por el Altísimo. Cada miembro de una iglesia - cualquier iglesia - tiene una responsabilidad esencial hacia todos los otros miembros. Las discriminaciones raciales no son posibles cuando un hombre es verdaderamente espiritual, como tampoco la discriminaciones sociales.

Desde esta nueva perspectiva, estoy asombrado de ver cuantos profetas hay en vuestro mundo hoy; cuanta integridad espiritual entre la gente común, algunos de los cuales no tienen conexión con ninguna religión ortodoxa, sin embargo, en su elevada sabiduría conocen la verdad. Estas personas en muchas sendas de la vida, representan el Período de la Cosecha. Son los verdaderamente sabios quienes traen las Noticias Santas al plano terrenal.

El perdón de los pecados.- Este es un asunto enteramente entre Dios y el hombre. Como yo he dicho, ningún otro hombre puede otorgar santidad ni exonerar a otro de los pecados cometidos. Ningún ser humano puede borrar el registro de la vida. Puede darse ayuda, pero lo pecados cometidos son un asunto entre el hombre y su Dios. Cada hombre debe rendir cuentas personalmente a Dios. Él no es responsable ante ninguna templo, salvo su propio Templo Interior. Un pontífice, un poeta y un campesino, al llegar a esta Dimensión, son despojados de todo y se presentan sólo en Espíritu ante Dios. El hombre se hace Verdaderamente Santo sólo a través de sus propios pensamientos y acciones para consigo mismo y para con su prójimo.

El Verdadero Sacerdocio.- En cualquier denominación el Verdadero Sacerdote necesita ser un hombre con una capacidad divina para amar. Este Amor debe ser ensalzado por sobre todas las cosas. El Verdadero Cristiano no necesita pompa y ni ceremonias para que su divinidad irradie cuando BUSQUE EN TODAS LAS OCASIONES LA SENDA DE LA RECTITUD, pues la Iluminación de Cristo irradiará ante él. Es rico en humanidad y en humildad. El respeto por él está fundado en el AMOR y no en el MIEDO. Un estado o posición exaltado en la Tierra no se traslada hasta aquí, excepto si ese estado proviene de la Dorada Luz del Amor en el Corazón.

La iglesia debe señalar el Camino.- La iglesia de Roma, cualquier iglesia, puede señalar el Camino, pero primero debe tener la certeza de que el Camino sea correcto. El Camino de Dios va a través del Templo que Él asignó a la Tierra. Todas las iglesias deben, por lo tanto, ver que la Luz brilla a través de su Templo, sin importar el color, el credo o la clase. Si el Sacerdocio tiene derecho a sencillas comodidades - también lo tienen las personas. Este es un asunto muy profundo en mi corazón; y continua siéndolo, y estén seguros de que trabajaré con toda mi fuerza por las reformas sociales y espirituales tan desesperadamente necesarias en vuestro mundo hoy día.

Millones duermen.- Hoy hay sobre la Tierra millones que duermen, sin advertir la divinidad que es suya con todo derecho. Ellos ignoran su capacidad para alcanzar a la Mente Infinita en los Mundos Espirituales y de volver con pensamientos enriquecidos e ideas que beneficiarían a la humanidad. La Iglesia puede abrir la puerta. Deberían ser animados a orar. No en lenguajes extraños, sino en el idioma corriente. Debería enseñárseles a orar simple y directamente a la Fuente de Toda Vida: Dios.

El nuevo líder.- A los Católicos devotos de todo el mundo, les digo: Yo, el Papa Juan, oro minuto a minuto por quienes tienen el poder de elegir o rechazar, para que sean imbuidos con la Luz Divina de la Sabiduría y que elijan sabiamente. Las extenuantes exigencias sobre un pontífice señalan en dirección a un hombre más joven. Dejen que aquellos en los que recae la grande y seria tarea de la elección, se liberen de todo motivo excepto el que salve a la humanidad. Que sean ustedes guiados a elegir un líder cuyo reino esté marcado por el AMOR, la UNIDAD, la JUSTICIA y la PAZ. Que así sea. Amén. Papa Juan XXIII.

Dice la Dra. Young Oon Kim:

Todas las cosas que nos separan - sean credos, sacramentos, jerarquías, denominaciones, incluso la religión - no tienen valor o significado en el mundo espiritual eterno. A los ojos de Dios somos todavía muy intransigentes, estrechos y ciegos - olvidándonos de las cosas esenciales y demasiado ocupados con las trivialidades - como predijo el Papa Juan, grandes cambios están pendientes. Esto es lo que el Rev. Moon decía cuando lo conocí hace más de 30 años. El Papa percibe que la iglesia de Roma y otras denominaciones sufrirán muchos cambios radicales para beneficio de la humanidad. Esto es no menos cierto para otras religiones.

La época de las denominaciones ha pasado. Tenemos que trabajar juntos para realizar la UNIDAD del mundo de Dios. Si no hacemos esto voluntariamente, se nos impondrá por las demandas de las nuevas generaciones, y por las numerosas fuerzas espirituales sin precedente que ya están operando en el mundo.

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